Las universidades no están solo para estudiar ingeniería, arquitectura, medicina o economía. Las artes cada vez más se incorporan a los estudios universitarios, tanto en universidades especializadas como en aquellas nacionales que ofrecen un gran número de carreras. En específico, la danza es una de las artes que más se ha ofertado en diferentes universidades, al igual que el cine y el teatro.
Existen todavía muchas personas escépticas porque sostienen que la danza no puede ceñirse a estudios universitarios, al depender de los talentos de la persona que decide estudiar. Sin embargo, existen muchas universidades con ejemplos exitosos que hacen contradecir esta opinión y por eso son cada vez más las personas que deciden estudiar danza en una universidad. Pero, ¿por qué hacerlo?
No es lo mismo ser bailarín que licenciado en danza
Hay bailarines profesionales que estudian en academias de danza y tienen toda una carrera que los respalda. Pero su formación es muy distinta. Un bailarín profesional, en general, tiene formación especializada de técnico en danza. Estos bailarines saben cómo bailar a la perfección, pueden crear rutinas de baile e, incluso, pueden dar clases. Pero a pesar de esto, no suelen tener mayor profundidad en la composición teórica de la danza, su componente artístico, así como también en la creación de coreografías en función de una teoría.
En todo eso, un licenciado en danza sí puede ser muy competente. Esto se debe a que conoce bien, a lo largo de su formación, los componentes teóricos inherentes a la danza, y a partir de ahí es que desarrolla su práctica.
Especialización, siempre necesaria
Muchos piensan que la danza universitaria se estudia solo para convertirse en formador o instructor de bailarines. Esto no es cierto. De hecho, estudiar danza en una universidad sirve para tener una especialización en un área específica de la danza, al igual que sucede con los bailarines que se instruyen en academias solo practicando.
La universidad permite añadir un componente teórico que facilita enormemente la comprensión de actividades motoras inherentes al baile. Esto, aunque no lo parezca, permite la formación de coreografías con más facilidad, y también da la posibilidad de comprender cuáles son las aptitudes de cada uno de los bailarines y dónde pueden explotarse mejor sus competencias.
Todo esto puede ser parte de una especialización. Generalmente, en las escuelas universitarias de danza hay menciones, en las que los estudiantes pueden especializarse tanto en danza clásica, contemporánea o tradicional, como en baile, coreografía, composición, entre muchas otras.
El balance de la educación universitaria en danza es muy positivo, pues es bastante completa y no se centra exclusivamente en el desarrollo de destrezas prácticas, sino en la comprensión de la danza como un todo.